La diferencia entre un jefe y un líder se reduce a cómo te presentas a tus empleados y compañeros de equipo. Los jefes confían en su posición de autoridad para lograr el cumplimiento, mientras que los buenos líderes usan su influencia para motivar al equipo. Un buen liderazgo empodera a las personas para que lo admiren y desarrollen todo su potencial, en lugar de forzar el cumplimiento con el miedo y el castigo.
1. Busque inspirar a otros.
Cuando inspiras a otros, buscas sacar lo mejor de los demás. La gestión tiránica opera desde una mentalidad de miedo, donde los miembros del equipo temen una dura disciplina por pequeños errores. Este puede parecer el mejor tipo de líder a primera vista, pero solo conduce a una alta tasa de rotación y tensión entre los empleados.
Cuando inspiras a otros, los estás capacitando para tomar la iniciativa y lograr más. Cuando todos trabajan para alcanzar una meta y logran el éxito que quieren lograr, refleja un liderazgo sólido porque está teniendo un efecto positivo en su forma de pensar.
Algunas formas de inspirar a otros es ser apasionado por la misión de la empresa y practicar lo que predicas. Esto también significa ser honesto y digno de confianza, porque sus empleados deben creer en usted para poder inspirarlos. Quién eres como persona se traduce en tu estilo de liderazgo, por lo que es importante liderar y tomar decisiones desde una brújula moral sólida.
2. Mostrar alta inteligencia emocional
Los buenos líderes entienden sus emociones y las emociones de otros compañeros de equipo. La forma en que interactúa y apoya a su equipo refleja sus habilidades de inteligencia emocional.
Esta es la razón por la que los buenos líderes aspiran a inspirar, guiar y aconsejar a su equipo, en lugar de gritar órdenes y mandar/exigir.
Saben cómo se sienten los miembros de su equipo y son considerados. Por ejemplo, los buenos líderes entienden que todos tendrán días libres y que todos tienen diferentes estilos de aprendizaje. Algunos son aprendices visuales y otros son aprendices prácticos. Todos estos factores deben tenerse en cuenta al guiar a su equipo como un líder eficaz.
Los líderes con alta inteligencia emocional saben cómo responder a las situaciones, en lugar de simplemente reaccionar. Reaccionar con ira, pánico o frustración puede nublar su claridad y hacer que tome malas decisiones. Los buenos líderes saben que no pueden controlarlo todo, al igual que no pueden obligar a las personas a que lo admiren; el respeto se gana.
Algunas personas con las que trabajé en el pasado usan la regla de las 24 horas, lo que significa que no responderán ni tomarán una decisión importante hasta que hayan tenido tiempo para guardar espacio y procesar la decisión durante algún tiempo. Esto no siempre es posible en todas las situaciones, pero es importante reducir la velocidad y pensar cuidadosamente antes de tomar una decisión. Debes tomar decisiones basadas en la claridad, y no en el pánico o la presión.
Saludar a sus empleados, entablar una conversación y hacer que los demás se sientan valorados demuestra una gran inteligencia emocional y fomenta un sentido de pertenencia donde la comunicación puede tener lugar sin temor a ser juzgado.
“El liderazgo es una acción, no una posición”. –Donald McGannon
3. Demostrar trabajo duro.
El trabajo duro demuestra dedicación, lo que motiva a otros a hacer lo mismo. Los líderes demuestran trabajo arduo al ser puntuales, cumplir con los plazos y completar proyectos de principio a fin.
Desde una perspectiva de liderazgo, el trabajo duro no significa solo hacer lo que tienes que hacer e ignorar a los demás. Los líderes efectivos demuestran trabajo arduo ayudando a otros miembros del equipo con sus necesidades y mostrando iniciativa en todos los proyectos.
Cuando los miembros del equipo observan que usted es útil, cumple y muestra intuición, los motiva a completar su trabajo porque buscan ser efectivos.
La voluntad de trabajar duro muestra que usted, como líder, no está por encima de ninguna de las tareas del lugar de trabajo, sino que se preocupa lo suficiente como para ayudar a sus compañeros de equipo al reducir la carga de trabajo a través de su trabajo.
Los buenos líderes trabajan duro porque inspiran a sus trabajadores, en lugar de dar directivas al margen y hacer que todos hagan el trabajo que usted no quiere hacer.
4. Escuche a sus empleados.
La buena comunicación es esencial para un lugar de trabajo saludable, además de fomentar la innovación de los empleados y mejorar la moral.
La sociedad contemporánea cree que un líder que no sabe todas las respuestas es un signo de debilidad, pero no es así…. Nadie lo sabe todo. Y eso es completamente aceptable.
Un buen líder deja su ego a un lado y desarrolla una relación sólida con su personal para que todas y cada una de sus opiniones sean valoradas y utilizadas para construir la empresa como un todo. Por eso es fundamental trabajar en equipo (incluso como líder) porque nunca se sabe quién puede resolver un problema inesperado u ofrecer consejos de experiencias pasadas.
Los buenos líderes son pacientes y ven las situaciones desde un punto de vista empático, porque todos tienen sus propias experiencias únicas.
Seguir a un jefe es obligatorio, pero las personas siguen y se suscriben a los líderes porque así lo desean; se sienten guiados por ellos.
La gente admira a los buenos líderes porque los trabajadores no son menospreciados, sino que la persona que dirige los eleva. Esto es clave para desarrollar una relación sólida y ser una persona identificable como individuo.
5. Los buenos líderes no microgestionan
Lo más importante es que los buenos líderes permiten el libre pensamiento y la autonomía sobre su propio trabajo y creatividad. No microgestionan porque saben que inhibe el crecimiento personal y la creatividad de sus trabajadores.
Micromanage se trata de un control completo, derivado de la inseguridad. La microgestión priva a los empleados de sus talentos creativos, lo que genera frustración, resentimiento y una alta tasa de rotación.
Esto significa que no están microadministrando o controlando cada pequeño detalle con respecto al trabajo de sus empleados y cómo hacen el trabajo. Así como hay diferentes estilos de aprendizaje, hay muchas maneras de hacer un trabajo y las personas tienen derecho a hacer lo que sea mejor para ellos. Lo que funciona para ti puede no funcionar para otra persona. Incluso podrías aprender una mejor manera de hacer las cosas si mantienes una mente abierta.
La microgestión es peligrosa porque crea empleados dependientes, que no podrán tomar decisiones por sí mismos por miedo al escrutinio.
Los buenos líderes, sin embargo, construyen un equipo con personas en las que confían y permiten que el personal use sus fortalezas. Cuando confía en sus empleados, está ayudando a cultivar sus talentos y capacidades creativas.
Nunca se sabe hasta dónde puede llevarlo su equipo… la confianza y la compasión son imprescindibles para mejorar la productividad del equipo.