Debe haber encontrado tableros de “Empleado del mes” en tiendas y lugares de trabajo que presentan al mejor empleado en un período específico. De hecho, es una forma de reconocimiento por el arduo trabajo del empleado. Pero, ¿no se puede dar preferencia en privado? Entonces, ¿por qué anunciarlo incluso a los clientes? Así es, para motivar a los demás empleados a trabajar más duro activando su lado competitivo.
En mi artículo anterior centrado en las motivaciones intrínsecas y extrínsecas, cubrí dos fuentes de motivación que impulsan a un individuo hacia la productividad. Este artículo amplía el artículo anterior, brindando una nueva perspectiva sobre la motivación y utilizando la motivación por competencias para obtener los máximos beneficios.
Por qué no siempre necesita incentivos
No siempre se necesitan incentivos para darse cuenta de lo que realmente se necesita. Susan Fowler, en su libro “Por qué motivar a las personas no funciona… y qué sí: la nueva ciencia de liderar, energizar y comprometer”, escribe:
“La terminología obsoleta, como conducir para obtener resultados o incentivar el comportamiento, lo lleva por el camino equivocado si está buscando una motivación que genere productividad sin comprometer la energía, la vitalidad y el bienestar positivos y duraderos”.
La productividad unida a los incentivos es un estímulo motivador a corto plazo. De esa forma, la mente se entrena para buscar incentivos en cualquier actividad, cuya ausencia podría impactar severamente la calidad del desempeño.
La idea detrás de la motivación es el empoderamiento
Necesitamos una fuente de energía inagotable dentro de nosotros que nos impulse a levantarnos de la cama todos los días y hacer las cosas. Esa fuerza de empoderamiento proviene de adentro, instándonos a mirar más allá de los cheques de pago, los días de trampa, las bonificaciones y otros incentivos que nos distraen de la meta. Curiosamente, esa fuente de energía también es del tipo insaciable, por lo que te vuelves imparable.
En 1959, Robert W. White publicó un artículo titulado “Reconsideración de la motivación: el concepto de competencia”, donde proponía la “motivación de la eficacia”. La idea detrás del concepto surge del instinto innato de esforzarse por mejorar y crecer. White afirmó que la competencia no existe para satisfacer una necesidad biológica. En cambio, ayuda a un organismo a mejorarse a sí mismo. Y esa es precisamente nuestra experiencia con la competencia: la vemos como una oportunidad para fortalecer nuestra capacidad a través de la práctica y la experiencia.
Motiva tu competencia
Cuando tu competencia está motivada, nunca estás sin objetivos, siempre tienes una meta.
A diferencia de la sed y el hambre, el deseo de competir y sobresalir no desaparece después de cumplir un solo objetivo. En cambio, encontramos nuevas metas, y nuestro lado competitivo se instala, incitándonos a alcanzarlas. Así, según el grado de nuestro afán de superación, existen dos tipos de competencias:
- Mejorar las habilidades existentes: Nuestras habilidades existentes, si se perfeccionan continuamente, pueden equiparnos con dominio y competencia.
- Dominar nuevas habilidades: El deseo de trabajar duro y explorar mejores oportunidades nos impulsa a aprender nuevas habilidades.
Si bien el primer tipo de competencia nos hace sentir bien con nosotros mismos, solo dominar nuevas habilidades puede ayudarnos a avanzar hacia el éxito. Al dejar que nuestra motivación de competencia tome la iniciativa, aumentamos la productividad, mejoramos el rendimiento, nos volvemos más enérgicos y tenemos mayores posibilidades de lograr la satisfacción.
Lao Zou dice: “El que domina a los demás es sabio. El que se domina a sí mismo está iluminado.”
Cuando nos dominamos a nosotros mismos, nos liberamos de las creencias e ideas ilusorias que se nos imponen. Estas creencias se denominan domesticación, un sistema de control de la conducta basado en la recompensa y el castigo, que, según el autor Don Miguel Ruiz, es el mayor obstáculo para la libertad personal de los seres humanos. La domesticación es esencialmente el sistema de creencias y los incentivos de otros que te dicen lo que debes hacer y cómo vives tu vida. Por lo tanto, es vivir tu vida de acuerdo con el sistema en lugar de lo que crees que es importante.
Cuando vivimos una vida de dominio en lugar de vivir en los términos de los demás, perseguimos lo que queremos. Por lo tanto, ya no se trata de incentivos, sino de convertirse en una mejor versión de usted mismo y tener una creencia tan fuerte en lo que se enfoca que no puede evitar correr la voz a los demás.
La psicología detrás de la motivación por competencias
Una visión psicológica de la motivación por competencias revela mucho sobre cómo funciona nuestra mente y las elecciones que hacemos. Con una comprensión más profunda de nuestra psique, podemos equipar mejor nuestra competencia y motivación para usar.
La curiosidad no mató al gato. La curiosidad es uno de los motivadores de competencia más importantes, ya que empuja a las personas a explorar, descubrir y aprender. Podrías ser:
- Explorar generalmente sin un objetivo específico en mente;
- O realizar una investigación enfocada con un objetivo particular en mente o para llenar un “vacío de conocimiento”.
No importa cuál sea su intención, seguramente encontrará algo interesante que lo ayude a acercarse a su objetivo.
Juntando las piezas
La famosa expresión griega “¡Eureka!” dice mucho sobre la alegría que los humanos buscan en el descubrimiento y la invención. Nos complace resolver ecuaciones matemáticas, llegar al clímax de novelas y películas, presentar una idea de negocio innovadora, aprender una nueva habilidad, y la lista continúa.
Nos encanta desentrañar complejidades y adquirir nuevos conocimientos. La alegría que se siente tras realizar una actividad tan placentera puede inspirarnos a superarnos personal y profesionalmente.
Nos encanta un buen desafío
En el camino hacia el autodescubrimiento y la mejora, podemos decidir el nivel de dificultad de las tareas que emprenderemos, como en un videojuego. Estos tres niveles desafían nuestras competencias y decidimos en consecuencia.
- Fácil: A todos nos gustan las cosas fáciles porque no requieren mucho esfuerzo, pero después de un tiempo, se vuelven aburridas y monótonas.
- Moderado: También conocido como el nivel óptimo de complejidad en psicología, estas actividades no son ni demasiado difíciles ni demasiado fáciles. Generalmente nos inclinamos hacia este nivel difícil.
- Desafiante: Una tarea desafiante pero conquistable se ve bien de vez en cuando, pero puede ser un gran desvío cuando se enfrenta de manera repetitiva.
Dependiendo de nuestro gusto, estamos motivados para emprender tareas en la vida que nos ayuden a evolucionar hacia mejores seres. Y si te gustan las cosas fáciles, ¡quizás te quedes atrapado en el nivel uno para siempre!
El valor sentimental de nuestras metas y sueños
El valor sentimental de un sueño nos mantiene enfocados en la vida. Todos queremos hacer cosas diferentes en la vida, y cada objetivo tiene mucho significado para nosotros.
Sin embargo, perseguir sueños no se trata únicamente de cumplir los deseos y satisfacer las necesidades. En algún lugar, una parte de nosotros quiere que el mundo refleje el cambio que hemos presenciado en nosotros mismos después de lograr algo. Esta realización viene con el conocimiento de lo que está en juego al tomar ciertas decisiones y elegir o abandonar un curso de vida diferente.
Los sueños pueden volverse realidad cuando se enfoca en desarrollar su competencia.
Muchos de nosotros creemos que los grandes puntos de inflexión y las oportunidades en nuestras vidas suceden por casualidad, que están fuera de nuestro control. Pero el Dr. Christian Busch, autor de “The Serendipity Mindset: The Art and Science of Creating Good Luck”, pasó una década explorando cómo, si se actúa en consecuencia, los encuentros inesperados pueden expandir nuestros encuentros sociales aleatorios pueden mejorar nuestra visión del mundo, expandir nuestros círculos sociales , y crear nuevas oportunidades profesionales.
La serendipia suele tratarse de conectar puntos que antes resultaban esquivos. Los hallazgos de Busch sugieren que la buena suerte no es solo casualidad, sino que se puede aprender y aprovechar. Cuando eres perceptivo, curioso, de mente abierta y ansioso por ver oportunidades, los demás pueden ver solo negativamente. Si nota algo inusual pero puede conectar esa información con otra cosa, tiene la mentalidad correcta para lograr la serendipia.
El primer paso es soñar. Imagina las posibilidades de crear algo profundamente personal y satisfactorio. Pero, por supuesto, un sueño es solo eso si no tomas medidas para hacerlo realidad. Esto nos lleva a la etapa de creencia.
Luego, creer es definir y documentar su sueño: lo que es y lo que no es y cómo funciona para satisfacer sus necesidades personales. Pero también tiene que funcionar para otras personas.
Finalmente, alinear su sueño y creencia conecta su sueño y realidad con otros. Si establece metas realistas y poco realistas, acepta la incertidumbre y se mantiene positivo, se estará preparando para lograrlo.
Soñar + Creer + Alinear = Lograr
Pensamientos finales
Solo tú puedes elegir los objetivos que te propongas. La motivación es fundamental para alcanzar sus objetivos. Pero elegir objetivos no es suficiente: debe seleccionar los objetivos correctos y definir un plan que lo mantenga responsable de alcanzar sus objetivos.
Todo lo anterior da cuenta de la motivación competencial porque damos sentido a la vida a través de nuestras pequeñas y significativas acciones. La motivación por competencias se trata de encontrar un propósito en la vida y apegarse a él. Es la visión de un futuro mejor para nosotros y el mundo que nos rodea lo que nos mantiene motivados.
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Crédito de la foto destacada: Victoire Joncheray a través de unsplash.com